cuando chica fui de hermanos y primos, de inventar juegos con cosas que teníamos a mano.
nunca me gustaron los niños que jugaban por el barrio porque los encontraba agrandados, yo usaba vestidos con vuelos y zapatos de charol.
nunca celebré los cumpleaños, me gustaba ir a la feria, escribir y siempre dibujé mal, no tenía amigos pero si les caía bien a mis compañeros, pasaba mas tiempo imaginando que viviendo, creo que esa es una forma de vivir mas sana.
bueno y en toda mi niñez y adolescencia soñé con el vecinito que nunca tuve, ese que vivía tras mi casa y que las ventanas de cada pieza daban de frente, a ese que apenas conocía pero que con cosas simples nos dábamos pistas, claves con luces, mensajes en papeles, compartir una canción, mostrar dibujos por los vidrios y por ultimo terminar con el  famoso teléfono de tarros.
la cosa es que hoy siento que el vecino me alcanzó, y que de tanto imaginar comencé a hacer realidad algunas cosas, si me preguntan si deseo volver a la niñez mi respuesta sería no podría, pues creo que nunca he dejado de estar en ella.





Estaba pensando en estos días previos al supuesto (y más chanta) fin del mundo y me ha dado un poco de nostalgia, algo así como cuando aveces en la noche a modo de curiosa manía y no por algo "sodepresivquieromatarme" me imagino mi funeral. Primero tomo la idea a la ligera, al rato de eso comienza el imaginativo del evento en si; al principio suele ser bien superficial, como por ejemplo color del ataúd... en este caso como sería modo de la catástrofe, rayos, estrellas, tema musical de fondo y eso; luego de eso es el turno del "como te pilla" dicho evento, si es con papeles al día, cuadernos pasados en limpio, las paces hechas con la gente que te peliaste etc.
después damos paso a los "estoy conforme con lo que hice?" y se me vienen a la cabeza miles y millones de cosas que siempre he querido hacer y he ido postergando, ahí veo una kombi estacionada, los viajes y paisajes que nunca conoceré, las canciones que nunca pude inventar y otro tipo de utopías y sueños varios. Cuando ya comienza la pena por los "nunca pude" llegamos al climax de la melancolía pensando y visualizando a las personas que uno quiere, ahí lloro, ahí aparece gente de la que creí ya me había olvidado, gente que siempre ha estado y la que he conocido ultimamente y justo en ese momento me doy cuenta que un fin ya no me resula ni facinante ni divertido, menos hoy.
Creo que hoy recién estoy en el génesis de lo que será mi vida ideal.





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